Relevancia.
Antiguamente era relativamente fácil realizar tretas que lograran posicionar rápidamente una página web en el ránking natural de resultados. Pero los buscadores han ido aprendiendo de la experiencia, puliendo errores, mejorando el algorítmo de búsqueda y penalizando a las páginas que no "juegan limpio". Así, se ha logrado que los resultados ofrecidos en las búsquedas sean bastante relevancia y que la mejor forma de resultar relevante en una búsqueda sea la propia calidad de la página, tanto a nivel de contenido, como de accesibilidad y diseño.
Frescura.
Antes era frecuente que la información que devolvía una búsqueda estuviese desactualizada. La página no existía o la notícia era antigua. Ahora esto ya no sucede, gracias a la perfecta etiquetación temporal de las publicaciones en blogs o redes sociales, y al potente despliegue de robots que actualizan los contenidos indexados, es posible mostrar resultados totalmente actualizados.
Imágenes, música, vídeos y demás contenidos.
Antes era impensable poder buscar contenidos en función de su tipo. Si
buscábamos por ejemplo una imagen, lo normal era localizar una página web y luego cruzar los dedos para que en ella se encontrara una imagen adecuada. Luego pasamos a la posibilidad de buscar imágenes en función de su nombre, descripción o contexto.
Desde hace algún tiempo ya es posible buscar imágenes por su color o contenido, e incluso buscar información relativa a una imagen propia. Existen programas capaces de localizar fotografías hechas con una determinada cámara (muy útiles si te han robado el móvil y quieres seguir la pista al ladrón).
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